El presente texto, si bien presenta algunas evidencias respecto a la relación entre educación y desigualdad en Chile y detalla resultados de investigaciones, tiene pretensiones que sobrepasan estos elementos, buscando problematizar un fenómeno
escasamente estudiado desde una perspectiva sociológica, como son las lógicas que subyacen a la elección de una carrera profesional en Chile. Desde esta perspectiva, relevamos algunos elementos para abordar la construcción de perfiles vocacionales desde una perspectiva que se compromete epistemológica y políticamente con el desarrollo de perspectivas inter/transdisciplinarias en educación. El argumento central del texto gira en torno al acceso a la educación superior, proceso
complejo que arrastra condicionamientos y restricciones que (re)producen desigualdades, tanto en el acceso, como durante la formación académica, repitiendo patrones de clausuras disciplinares y profesionales restrictivas al desarrollo de programas de formación más complejos e integradores. Sí bien la decisión por una carrera se realiza por parte del estudiante en un momento específico, ésta evidencia una trayectoria dónde el entorno socioeconómico y educacional connotan su poder e
influencia, distinguiendo a los jóvenes según sus características, orientándolos de forma diferenciada según los intereses del mercado, encauzando hacia la hiper especialización y clausura del conocimiento