Estudiantes de Psicología vivieron taller de psicodrama

Un taller de psicodrama reunió a estudiantes de tercer año de la carrera de Psicología en torno al uso de metodologías experimentales de psicoterapia. La intervención fue liderada por Fernando Grieta, pasante doctoral en el Doctorado en Ciencias Sociales UPLA.

La actividad, que tuvo lugar el 2 de septiembre en el patio recreativo de la casa central de la Universidad, se enmarcó dentro del curso Fundamentos de Psicología Educacional, dictado por los académicos Pamela Barria Herrera y Boris Villalobos Parada. Dicha asignatura disciplinar tiene como propósito que los estudiantes comprendan a la educación en sus diversas expresiones, con énfasis en el nivel formal. A la vez, esta asignatura desarrolla elementos básicos para discutir el rol del psicólogo/a en educación, su identidad y la vinculación con la identidad docente. 

En detalle, Fernando Grieta elaboró la intervención junto a Sebastián Ortiz Mallegas, académico del Doctorado en Ciencias Sociales, en medio de su pasantía por dicho programa -con la relevancia de vincular la actividad con los desafíos formativos del estudiantado-.

“Es una instancia nueva metodológicamente hablando, es una de las herramientas de las cuales puede contar la psicología para favorecer procesos. Desde lo vivencial van a poder recurrir a esta técnica, pero no solo en la psicología educacional, sino que también en otros espacios y áreas disciplinarias” asegura la académica Pamela Barria Herrera.

Estudiantes de Psicología viven taller de psicodrama

 

¿Qué es el psicodrama?

El psicodrama es una técnica terapéutica innovadora que utiliza la actuación y la dramatización para explorar y resolver conflictos emocionales y personales. Creado en la década de 1920 por el psiquiatra Jacob Levy Moreno, este método permite a los participantes representar situaciones de su vida en un espacio seguro, facilitando la expresión de sentimientos y la comprensión profunda de sus problemas.

A través de la puesta en escena de experiencias pasadas, presentes o futuras, los individuos pueden actuar eventos significativos y experimentar nuevas formas de respuesta, lo que favorece la liberación emocional y el desarrollo personal. El psicodrama se utiliza en contextos clínicos, educativos y organizacionales, y es especialmente útil para tratar trastornos emocionales, mejorar la comunicación y fortalecer las relaciones interpersonales.

Fernando Grieta, moderador de la intervención realizada junto a estudiantes de Psicología, comparte reflexiones claves sobre los objetivos y el valor de este tipo de experiencias en la formación inicial: “El objetivo de la actividad era movilizar el cuerpo», se señaló al inicio. Una propuesta que va más allá de lo físico, enfocándose en romper con la costumbre de contener el cuerpo, de estar hacia adentro. “¿Viste que muchas veces estamos con el cuerpo para dentro? Entonces, el pensamiento también se va para dentro”.

Este enfoque cobra especial sentido al situarlo en el trabajo de orientación vocacional dentro de la psicología. “Para poder trabajar la orientación vocacional, primero tenemos que trabajar este tipo de competencias que no miramos: el trabajo con la mirada, la vocalidad, la apertura”. Así, el pasante doctoral propone un abordaje integral donde lo relacional y lo emocional se entrelazan con lo técnico y lo profesional.

Al preguntarse sobre el valor de realizar este tipo de instancias en la etapa de pregrado, la respuesta es clara: «No es solo por el contenido o el acercamiento a la técnica, sino por salir de nuestros lugares de seguridad, poder experimentar en entornos seguros». El aprendizaje se construye desde la práctica, desde la posibilidad de errar, explorar y dialogar.

Este espacio también se valora por su dimensión comunitaria: “Empezar a conocernos, abrir un modo de aprendizaje que luego les va a permitir crear sus propias comunidades de aprendizaje” señala Grieta.

La experiencia también dejó huella en quienes participaron, particularmente en los estudiantes de tercer año de Psicología, quienes valoraron la instancia no solo por su dinamismo, sino por su profundidad formativa. En ello, dan cuenta de cómo este tipo de actividades impactan en su proceso de aprendizaje, fortaleciendo tanto la dimensión profesional como personal.

Para María José Santibáñez, la actividad resaltó como una instancia para trabajar aspectos de expresión a la hora del trabajo profesional:  «creo que para nosotros, futuros psicólogos, es importante sacar este tipo de personalidades, ir aprendiendo para futuras infancias.» En esta misma línea, Ricardo Madariaga, señaló que «fue un taller súper nutritivo, en el sentido de que se practica mucho la horizontalidad. Y ese es justamente el plano y el trato que nosotros queremos dar el día de mañana.»

Finalmente, el estudiante Felipe Rojas Sánchez destacó el taller por el uso de metodologías no convencionales dentro de la sala de clases y la cercanía a otras disciplinas: «la actividad ayudó mucho a desarrollar confianza entre compañeros, incluso con quienes no solemos interactuar. Además, permitió expresar realidades desde lo actoral, algo que pocas veces llegamos a vivir en la formación.»

 

Comparte: